En la taberna

He llegado hace poco a la ciudad. Es una de las ciudades más importantes del norte de Italia, por lo que me será más fácil conseguir información que en el campo... O eso pensaba. Los estúpidos monjes, basándose en mi estúpido sexo, se han negado a dejarme acceder a cualquiera de las bibliotecas de los monasterios e iglesias de la ciudad. Agotada, he llegado a la taberna, donde, hambrienta, he dado mis ultimas monedas para pagarme la comida, un vaso de vino y una habitación para esta noche. Suspiro, y empiezo a comer. Nada puede ir peor...

La gran ciudad capital, respiras el aire de las calles solas y oscuras, tabernas, posadas y burdeles llenos.

La taberna a la que habías llegado no estaba muy llena pero era de un ambiente respetable y muy cómodo en comparación a otras, el tabernero no tenia trabajo por lo que se recuesta en la barra donde estabas ya que tenia una extraña fijación en ti.

-Que le atrae aquí señorita?.- Buscando conversación tal ves, el tabernero le miraba de reojo pero lo hacia con varias personas normalmente algunas extrañas o quien sabe por que lo estaría haciendo, personas empiezan a entrar pero son pequeños tumultos de gente normalmente ya hospedados...

Maldito sea, un baboso... Mandalo a la mierda, Abelardo, mandaló... En vez de eso, me limito a sonreir

-¿Se refiere a que hago en la ciudad? He llegado hace poco desde el campo... He decidido empezar una vida nueva, estaba harta de cultivar. Quizás, aquí consiga un futuro mejor, ¿no cree?

Suspiro

-La verdad, es que tengo los bolsillos vacíos... ¿Sabe donde podría conseguir un trabajo?

Me humillaría enormemente tener una profesión femenina, pero, cuando falta el dinero, o vendes tambien tu dignidad, o mueres de hambre...

-Interesante procedencia...- El tabernero empieza a verse mas serio, al parecer era costumbre con los demás aunque no se sabe realmente la intención.

El tabernero se aleja para atender a unos huéspedes interesados en hospedarse aunque tienes compañía, una mujer a tu derecha se sienta, espera al tabernero mientras fija su mirada en la barra levantando la mano y usando su dedo para hacer círculos parecía claramente estar aburrida, aparentaba unos 25 años o una edad alrededor de esta edad... Después de esta un grupo de tres hombres de edad un poco mas avanzada que la mujer se sientan por igual algo pasados de tomar riéndose entre palabras confusas aunque claras si se prestaba atención.

Puedes sentir que los hombres os observan a ti y a la señorita, esta, empieza a sentirse un poco mas rara al estar mas cerca mueve su cabeza un poco mas inclinada hacia ti buscando no incomodar tal ves dejando su larga cabellera castaña tapar a ambas de las miradas.

El tabernero regresa y se acerca a ti. -Muchos trabajos hay, solo hay que buscarlos...- Dijo en un tono bajo pero escuchable hacia tus alrededores, el tabernero se vuelve a retirar para traer comida y bebida a la mujer y a los hombres.

-Así que buscas trabajo?.- Dijo uno de aquellos hombres, tal ves el que menos tenia el efecto de alcohol o quizás no haya tomado...

Miro con desconfianza tanto a la mujer, como a los hombres. No me fío de ninguno de ellos, por eso, cuando me pregunta aquel hombre, no sé si responderle o no

-Si, estoy buscando trabajo. Pero dudo enormemente que usted pueda proporcionarme uno

-Estas segura?.- Dijo el hombre levantándose de su asiento, los demás miraban fijamente con sonrisas en sus caras mientras la mujer se mantenía silenciosa. Poco a poco sientes que el hombre esta en tu espalda y coloca sus manos en las caderas.

-Yo tengo mucho dinero si te es necesario...- El tabernero estaba algo lejos y tenia fijada la vista en lo que ocurría esperando a que tu dijeras algo.

Aparto sus manos de mis caderas

-¿A que te refieres, exactamente, señor? SI es lo que insinua, no estoy dispuesta.

El hombre se rió y volvió a colocar sus manos en tus caderas.

-Por cuanto estarías dispuesta?.- El tabernero apareció dejando la comida al resto de personas. -Vamos, vamos, dejadla y póngase a comer.- El hombre se retiro y se sentó. -La oferta esta en pie.- Dijo antes de empezar a comer.

El tabernero se recostó de la barra, justo en donde estabas. -Que clase de trabajo buscas.-

Miro con desprecio al hombre que me estaba tocando, segun se va alejando. Suspiro, y miro al tabernero

-No lo sé con certeza... Algo en lo que ganarme la vida de forma honrada. No pido mucho más

-Bueno... conozco un noble que viene a la taberna de ves en cuando se ve un poco recto... pero bueno te interesa?.-

El tabernero esperaba la respuesta, busco un poco de agua y regreso enseguida.

Asiento

-Sí, supongo que me interesaría. Tampoco tengo otra alternativa, y mejor trabajar para un noble limpiar mesas en una taberna o prostituirme...

-Es dueño de algunas propiedades y normalmente necesita administradores para estas o gente de servicio, tendrás seguro una buena paga, te contrataría yo mismo pero no se el futuro de esta taberna...- Dijo el hombre retirándose un momento a una habitación por detrás, un chico sale corriendo de esta y de pronto abandona la taberna.

A los minutos el hombre sale dándote una nota con la ubicación. -Aquí tienes, puedes buscarle cuando quieras aunque ahora las noches son peligrosas, avísame si necesitas compañías y mando a uno de mis trabajadores.-

Asiento, leyendo el papel

-Muchas gracias. Me gustaria que alguien me compañara... Me da miedo ir sola

El hombre con una sonrisa observa a los hombres de tu lado, se retira a una habitación donde aparecen dos personas que pronto se movilizan a la entrada.

-Ahí tienes, avísales cuando salgas y te acompañaran, el camino es largo para la casa del noble si lo que deseas es visitarlo ahora.- Dijo el tabernero, sirviéndose otro poco de agua y tomando los cubiertos de la señorita que se retiraba.

Me acerco hacia los que me esperan en la puerta

-Saludos, jóvenes... Vosotros sois los que me acompañarán, ¿verdad? Si estais listos, podemos partir

-Claro mi señora.- Dijeron ambos hombres, uno era alto y robusto, tenia una voz muy profunda el otro por otro lado era mas bajito con cuerpo flaco.

Sales de la taberna en compañía de los hombres, estos esperan que tu des el primer movimiento y digas la ubicación.

Empezamos a caminar, mientras yo leo el papel

-Jovenes, no conozco esta ciudad, así que no sé por donde queda esto...

Les leo el papel con las direcciones

-¿Sabéis como se vá?

-Claro mi señora, queda cerca del ayuntamiento un poco mas al oeste, es una casa muy fuera de lo común.- La carta tenia indicaciones escritas en una lengua extraña, tal ves para el hombre al que te dirigirías.

El hombre robusto se mantiene atrás mientras que el flaco a tu lado. Mas atrás en la taberna los hombres salen curiosamente en tu dirección...

No me doy cuenta de los hombres que me siguen, y camino hacia la casa de aquel hombre. Una vez la encuentro, llamo a la puerta

-Al parecer no nos necesita.- Dicen los hombres y cordialmente se retiran, por otro lado mas atrás el grupo de hombres se esconde en un callejón muy oscuro.

Se abre la puerta y un sirviente o algo parecido, con ropajes no muy finos aparece. -Buenas señorita, algo que desee?.- Dice, manteniendo con su mano la gran puerta a la derecha, la casa no parecía estar hecha de madera, era blanca pero no habías tocado el material.

Sonrío

-Saludos, señor. Me han dicho que aquí podría obtener un trabajo...

El hombre mantenía fijada la mirada en la carta que llevabas en tu mano. -Puede que si tengamos algo para usted, puedo leer esa carta? claro si esta vinculado a este asunto.- El papel era algo inusual y el sirviente parecía saber su procedencia.

Asiento, y sonrío

-Si, está relacionado con este asunto

Le doy la carta al hombre, para que la lea

Observa la carta detenidamente.

-Excelente, puede pasar...- Dice el sirviente abriendo la puerta y dejándote pasar.

Entras y observas una casa muy hermosa, paredes pintadas, trabajos de grandes profesionales y algunos objetos raros.

-Quien eres?.- Dice un hombre de estatura promedia, con tonos castaños en su caballera, tez blanca y ojos de un color algo verdoso, de pronto el sirviente llega y le da la carta... -Interesante... dime tu nombre...- Dice el hombre sentándose en algo como un mueble e invitando a ti a hacer lo mismo.

Me siento junto a el, algo nerviosa

-Me llamo Adriana, señor. Me han dicho que usted podría darme trabajo...